Mi razón de ser (Cap 9)

Hola~ lo siento pero no he podido cumplir con los plazos que me fijé para actualizar, pero como el otro fic trataré de actualizar lo más pronto posible. Muchas Gracias por leer y muchas gracias a Verónica, Yuniel, Mari y Anónimo por comentar el capi anterior. Y pues sí, como dice Verónica no soy tan mala XD, tranqui Mari no vayas a cometer una locura jejeje, Yuniel yo también quisiera que Minho rescate a Kibum... y Anónimo solo porque no lo soportarías, Kibum no morirá XD.

CAPÍTULO 9

Aquella tarde, Taemin trataba por enésima vez que Kibum comiera algo, había estado tocando a su puerta ya varios minutos, no era la primera vez que el rubio ni siquiera le respondía pero en esta ocasión había algo extraño.

Taemin sacó de uno de sus bolsillos un juego de llaves que había encontrado en el garaje, sabía que correspondían a cada puerta existente en aquella casa. Antes ya se había sentido tentado a abrir la puerta del cuarto de Kibum, pero esta vez había algo que le decía que era el momento de hacerlo.

Decidido a que Kibum se alimentara, comenzó a probar una por una las llaves hasta que dio con la correcta. Giró la llave y enseguida sintió un escalofrío recorriendo por todo su cuerpo. El ambiente se sentía pesado y frío.

Taemin observó la habitación vacía pero el inconfundible sonido del agua cayendo de la ducha llamó su atención, dejó la bandeja con comida sobre la cama y se dirigió hacia el baño.

A medida que avanzaba un olor metálico se filtraba cada vez más en sus fosas nasales, abrió la puerta del baño y lo que vio hizo que emitiera un grito ahogado: Kibum yacía inconsciente en el piso de la ducha, con el agua rociando su pecho desnudo y con una gran cortada en el brazo izquierdo el cual estaba totalmente rojo por la sangre derramada, en su mano derecha todavía permanecía la navaja con la que se había cortado.

Taemin se quedó congelado y totalmente aterrado sin saber qué hacer, después de varios segundos corrió hacia Kibum tratando de sacarlo del baño mientras gritaba por ayuda.

La señora Hye apareció de pronto por la puerta y cuando vio la escena gimió horrorizada llevándose una mano a la boca, trató de ayudar a Taemin pero ellos no podían hacer mucho, la sangre seguía derramándose copiosamente del corte. Desesperada, la señora Hye tomó el teléfono que estaba en el buró de la habitación y marcó el número de emergencias.

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El pulso de Kibum era muy débil, eso fue lo que dijeron los paramédicos cuando lo examinaron, habían parado la hemorragia antes de llevarlo urgentemente al hospital. Taemin quiso ir con él pero no se lo permitieron, se sentía muy mal y necesitaba alguien que lo apoyara además de la señora Hye, por un momento pensó en llamar a Minho pero luego se decidió por Jinwoon quien en el momento en el que contestó la llamada se encontraba a la salida del departamento de Jonghyun esperando que Minho saliera para escoltarlo a su oficina.

Al recibir la noticia, Jinwoon se exaltó mucho, inclusive su tono de voz se escuchaba desesperado y estaba tan concentrado en escuchar lo que decía Taemin que no se percató de la presencia de Minho a  su espalda.

Minho había entendido algunas frases de la conversación que mantenía el guardaespaldas con Taemin y lo que más le sorprendió fue escuchar que Kibum estaba en un hospital y su estado era grave. Se suponía que ya no le importaba lo que pasara con el rubio aun así, tenía que saber lo que ocurría:

— Jinwoon, ¿Qué le pasó a Kibum? — pidió saber una vez que Jinwoon terminó la llamada.

— Con el debido respeto señor… pero eso a usted no le incumbe. — Jinwoon sabía que estaba siendo grosero, pero era lo mínimo que se merecía aquel tipo por haberle hecho daño a Kibum.

— Dime lo que pasa, Jinwoon.  — exigió el alto tajantemente.

— Ya le dije que no le incumbe, Kibum ya no es su problema y ¿Sabe qué? — le desafió, encarándolo. — Renuncio, ya no aguanto trabajar para un idiota como usted, así que hasta nunca. — y de esa manera, Jinwoon se retiró, saliendo apresurado rumbo al hospital.

Minho no podía quedarse con la duda, sabía que lo que dijo el guardaespaldas era cierto, Kibum ya no era su problema. Sin embargo y a pesar de todo, el alto seguía amando al rubio, estaba muy herido y se sentía traicionado… pero en su mente y corazón aun habitaba ese sentimiento que no permitía que pasara esa llamada por alto, tenía que saber lo que había ocurrido con Kibum.

Tomó su celular y marcó el número de Taemin, seguramente él sí le diría todo. Ni siquiera dejó que el chico le respondiera y ya habló interrumpiéndolo: — Taemin… ¿Podrías decirme lo que ocurrió con Kibum?

Taemin, tan frágil y preocupado como estaba le respondió inmediatamente:— Minho… él… trató de suicidarse… se cortó el brazo… está muy grave… — fueron las palabras del chico mezcladas con sollozos.

Al escuchar aquello, Minho sintió como si el mundo girara abruptamente: — ¿Por qué? ¿Cuándo? — fue lo único que pudo preguntar.

— ¿Por qué, Minho? Tal vez porque ya no quería vivir, porque después de que le rompiste el corazón y perdió a su bebé creyó que era lo mejor… — le respondió Taemin enfadado, tratando de no llorar.

— Taem… las cosas no son así. — el alto calló un momento. — Este no es el momento para discutir sobre eso… dime en qué hospital están atendiéndolo, voy para allá inmediatamente.

Taemin le dio los datos, pensó que quizá sus padres putativos se podrían reconciliar después de semejante tragedia. Porque Kibum no podía morir. No, el tenía que vivir.

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Apenas Minho apareció en la sala de espera de Emergencias de aquel hospital, Taemin se le lanzó encima, buscando consuelo de su parte. Jinwoon y la señora Hye también estaban ahí, pero era a Minho a quien Taemin quería y apreciaba más.

— ¿Cómo está? ¿Te han dicho algo? — Minho no podía dejar de mostrar preocupación.

— No… solo dijeron que estaba grave y que había perdido mucha sangre… necesitan donadores, yo quise donar pero dicen que no puedo porque soy menor de edad.

— Donaré yo, Kibum y yo tenemos el mismo tipo de sangre — el mismo Kibum se lo había dicho en una de sus tantas conversaciones. Pero había alguien que no estaba de acuerdo con aquel ofrecimiento.

— No entiendo lo que hace aquí… después de todo el daño que ha provocado… — Jinwoon se levantó de su asiento, enfrentando con agresividad al alto.

— ¡Kibum, todavía es mi esposo! ¡No necesito tu permiso para estar aquí! — espetó el alto, acercándose furioso al guardaespaldas.

— ¡Por favor, no peleen! — les rogó la señora Hye deteniendo a Jinwoon mientras que Taemin se aferraba a Minho.

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La espera era insoportablemente desesperante. Habían pasado varias horas y nadie les daba explicaciones. Jinwoon y la señora Hye permanecían sentados en un extremo de aquella sala de esperas en tanto Taemin y Minho conversaban en el extremo contrario.

— Minho… ¿De verdad aun no te divorcias de Kibum? — era algo que a Taemin le había llamado mucho la atención escuchar.

— No. Se supone  que le mandaría los papeles a Kibum… pero con lo que pasó…

— Ni siquiera sé porque se separaron… quiero que me lo digas — exigió el chico.

— Esperaba que Kibum te lo dijera, pero creo que es justo que sepas lo que pasa. — de esa manera el alto le contó absolutamente todo a Taemin, desde lo que había visto en aquellos videos hasta lo que había ocurrido el día en que el rubio perdió al bebé.

— No puedo creer que Kibum haya sido capaz de hacer todo eso… el no… — fueron las palabras de Taemin, estaba impresionado por lo contado por Minho.

— Yo tampoco podía creerlo, pero todo es cierto. Y ¿sabes? Aun sabiendo que todo es verdad… no soy capaz de denunciarlo a la policía. — Era cierto, Jonghyun venía insistiéndole desde hace días para que pusiera la denuncia, pero Minho no se sentía capaz de hacerlo. No después de que el rubio había perdido a su hijo, porque sí, le habían entregado los resultados de ADN en los que se confirmaba que aquel bebé era suyo. Ahora que Kibum había tratado de quitarse la vida, mucho menos se sentía capaz de hacer aquella denuncia.

— No lo hagas, Minho. Kibum… él, yo estoy seguro de que te ama… debiste  ver lo triste que estaba por la pérdida de mi hermanito, no quería comer, casi no hablaba… ni siquiera salía de su habitación. — Taemin trató de limpiar con su mano las lágrimas. — Yo le creo, creo en lo que me contaste que te dijo… él se enamoró de ti. De lo contrario, ¿Crees que le hubiese importado aclararte las cosas?, yo pienso que si no te amara, ya hubiese huido, hubiese tomado todas las joyas y los objetos de valor que le has regalado y hubiese desaparecido para siempre. Pero no lo hizo y no creo que lo haga, porque se estaba aferrando a lo que aún le quedaba de ti… la casa, la habitación que compartían… incluso el anillo de bodas.

— No lo sé, Taem. Aún si Kibum me amara… yo no podría regresar con él. Me mintió y además… el Kibum que vi en esos videos dista mucho del Kibum del que me enamoré… y no sé cuál es el verdadero, no sé cuál es su verdadera personalidad. — el alto ya no tenía fuerzas para contener las lágrimas, lágrimas que había estado conteniendo desde que vio aquellos videos, lágrimas amargas que reflejaban dolor, pena y angustia.

Taemin solo lo abrazó, tratando de reconfortarlo mientras el alto se deshacía en lágrimas y sollozos.

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Una vez que se recompuso del llanto, Minho fue a ofrecerse como donante para Kibum, antes de él, dos de sus guardaespaldas habían donado sangre, afortunadamente tenían el mismo tipo de sangre que el rubio por lo que ya no tuvieron que buscar más.

El doctor que atendía a Kibum entró en la sala de espera, enseguida Minho y Taemin se acercaron a él para que les informara sobre el estado de Kibum. Kibum había perdido mucha sangre por lo que había sido difícil volver a estabilizarlo con las transfusiones que le habían realizado. Además de cortar levemente una arteria, el rubio se había lastimado varios músculos y por poco había logrado romper un tendón. El corte que se había hecho no era tan largo como Kibum había planeado hacerlo, pero sí era profundo. El doctor suponía que antes de que lograra cortar más, Kibum había caído en la inconsciencia debido al dolor y a los mareos provocados por la pérdida de sangre.

— ¿Pero estará bien? — preguntó Taemin luego de la explicación del galeno.

— Sí, lo estará. Hemos logrado compensar la pérdida de sangre, así que solo es cuestión de tiempo para que reaccione.

Todos los presentes suspiraron aliviados.

Minho sentía que ya nada tenía que hacer ahí, así que luego de pagar la cuenta de Kibum fue a despedirse de Taemin, quien no quería que el alto se marchara.

— Por favor, Minho. Quédate… habla con él, estoy seguro de que si te ve se pondrá bien enseguida.

— No puedo, Taem. Lo mejor es que no le digas a Kibum que estuve aquí. No te preocupes por la cuenta del hospital está totalmente cubierta.

— Está bien. Adiós Minho — Minho salió más tranquilo de aquel hospital, pero sabía que aun había cosas que resolver.

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—¿Estás loco, Minho? ¿Por qué diablos no vas a denunciar a Kibum? — Minho le había dicho a su primo lo que había decidido con respecto al rubio, pero Jonghyun no entendía sus razones.

— Ya te lo dije Jong… no quiero tener problemas legales, además…seguro que harían un escándalo cuando los medios se enteren de lo sucedido, eso podría afectar a las empresas…

— ¡Mentira! La verdadera razón por la que no lo denuncias es que le crees, crees que te ama. Pero déjame decirte, Minho. Él es un estafador profesional, un mentiroso a carta cabal, así que a mí no me conmueve que haya estado triste por la pérdida del bebé o que haya tratado de suicidarse, ¡Yo sí voy a denunciarlo!

— No tienes pruebas Jonghyun, no te daré los videos ni nada. Y si te atreves a hacerlo, aquí y ahora olvida que soy tu primo — diciendo eso, Minho salió del departamento de su primo.

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Dos días después, el despertar de Kibum, había sido muy doloroso. El brazo le dolía y tuvieron que sedarlo para que se calmara, pero ya no había vuelto a dormir. Estaba deprimido y no quería hablar con nadie ni siquiera con el psicólogo que el hospital le había asignado.

Taemin, la señora Hye e incluso Jinwoon habían estado a su lado a cada momento, ni un solo segundo estaba solo, sin embargo la única persona que a él le interesaba ver no había aparecido. La intención de Kibum había sido acabar con su vida pero ya que no lo había conseguido al menos creía que Minho se preocuparía por él, pero luego caía en cuenta de que el alto ni siquiera estaba al tanto de lo ocurrido.

Sabía que debía continuar con su vida, que debía hacerse  la idea de que nunca volvería a tener el amor de Minho. Pero de solo pensarlo, el corazón le dolía y sus ojos se llenaban de lágrimas, quería gritar y salir corriendo en búsqueda del hombre que amaba. Porque no podía conformarse, su vida sin Minho no valdría la pena vivirla, no imaginaba un día sin sentir sus labios y caricias. Sin embargo estaba muy consciente de que había sido su culpa que Minho se alejara, era cierto que al principio no le importaba que Minho muriera, pero las  cosas habían cambiado al conocerlo, al enamorarse como un loco de él. Minho había dicho que lo denunciaría a la policía y él estaba más que dispuesto a enfrentar su castigo. Seguramente tendría que pasar varios años en la cárcel, pero ahora ya no le importaba, es más, creía que era lo que se merecía por haber dañado a Minho.

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La recuperación de su brazo iba a ser algo larga, mientras tanto Kibum había sido dado de alta y ya se encontraba en su casa. No sabía cuánto más podría permanecer allí, tenía la impresión de que tarde o temprano, vendrían a llevarlo a la cárcel.

Pero los días pasaron, en tanto Kibum iba animándose un poco más. El psicólogo lo visitaba una vez por semana y gracias a las conversaciones con él, el rubio ya se sentía mejor. Aunque sabía que su mejor medicina era que Minho volviera a su lado… pero eso no iba a pasar.

Uno de esos días en los que se sentía mejor, Kibum bajó a la cocina para prepararse algo de comer, tarea algo complicada considerando que solo podía utilizar el brazo derecho. El timbre de la casa sonó y algo renuente a hacerlo fue a abrir la puerta, no le importó encontrarse en pijama. Se sorprendió mucho al ver de quien se trataba. Era Minho.

— Hola, vine porque tenemos que hablar — fue lo que dijo el alto, antes de entrar a la casa.

Kibum nada dijo, simplemente siguió a Minho hacia la sala, donde el alto ya se había sentado en uno de los muebles.

— Solo quiero dejar en claro, nuestra situación… quiero que firmes estos papeles — le pidió, entregándole una carpeta al rubio. — Es la demanda de divorcio. Si firmas, no te molestaré más y tampoco pienso denunciarte a la policía.

Kibum tomó los papeles y comenzó a leerlos.

Como puedes ver, esta casa seguirá siendo tuya, te entrego el título de propiedad y las escrituras. Aparte de eso, no recibirás nada de mi parte.

— No me interesa tu dinero, Minho. Yo te amo y sería feliz si tú vuelves conmigo aun si somos pobres…

— Por favor, Kibum… terminemos con esto. Te estoy dando la oportunidad de que inicies una nueva vida pero yo no estaré en ella. — se levantó, algo nervioso al tener que enfrentar al rubio. — Te advierto que si me entero de que volviste a estafar a alguien no dudaré en entregarle a la policía las evidencias en tu contra. Aprovecha Kibum y vuelve a comenzar, siendo una persona honesta.

Kibum se frotaba su brazo vendado e inmovilizado una y otra vez, se mantenía cabizbajo conteniendo las lágrimas.

— ¿Te duele el brazo? — inquirió Minho al observar como el rubio se frotaba sin parar.

 — Un poco… pero el doctor dijo que si me cuido no habrá secuelas…

— Me alegro. — Minho evitaba mirar los ojos felinos — ahora… firma Kibum, tengo que viajar a China en unas horas — le entregó un bolígrafo para que lo hiciera.

Kibum sabía que solo estaba aplazando lo inevitable, además debía estar agradecido con Minho por no denunciarlo. No lo pensó más, tomó el bolígrafo de las manos de Minho y firmó. Terminando de esa manera con el hermoso sueño que había sido su matrimonio.

— Espero que encuentres la felicidad, Kibum. Ojalá que la próxima vez que te enamores, seas franco con esa persona… solo de esa forma lograrás una relación duradera. — el alto tomó la carpeta y se dirigió a la salida.

— No lo haré. — susurró Kibum, pero Minho sí logró escucharlo.

—¿A qué te refieres? — le cuestionó regresando su cabeza para mirarlo.

— Nunca volveré a enamorarme, Minho. La única manera de que logre ser feliz es si tú me perdonas y vuelves a mí.

Minho no le respondió, solamente salió de aquella casa que había comprado pensando que la compartiría con Kibum por el resto de sus vidas.

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Después del encuentro con Minho, Kibum se había vuelto a recluir en su habitación. Taemin ya no sabía qué hacer para animarlo, ya ni siquiera podía prepararle los postres que tanto disfrutaba el rubio, el mes todavía no terminaba y el dinero ya se les había acabado. La cantidad que Minho le asignaba mensualmente era más que suficiente para mantener la casa y comprar comida, pero habían tenido que gastar mucho dinero en las medicinas para el brazo de Kibum.

Taemin sabía que una vez que Kibum se recuperara las cosas mejorarían, mientras tanto ya no podían pagarle a la señora Hye por sus servicios. El chico se lo había dicho, pero la señora había contestado que no le importaba si no le pagaban, a ella le bastaba con tener un techo para vivir. Luego le había ofrecido a Taemin una gran rebanada de pastel de chocolate, hecho con los últimos ingredientes de la despensa. El chico comió muy entusiasmado pero saboreando el delicioso postre se le ocurrió algo que podría salvarlos de morir de hambre por el resto de días que faltaban para que llegara el mes.

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El día sin duda había sido muy provechoso para Taemin. En ese momento acababa de vender la penúltima rebanada de pastel que le sobraba, una rebanada más y terminaría.

La idea que se le había ocurrido a Taemin, consistía en vender el pastel hecho por la señora Hye en su colegio. Estaba prohibido vender alimentos en el lugar, pero el chico se las había arreglado para llevarlo al colegio y ofrecérselo a sus compañeros quienes encantados habían comprado las rebanadas al precio algo exagerado de cinco dólares. Pero qué más daba, aquellos chicos nadaban en dinero, así que no hacía ningún daño que ellos compartieran con él ese dinero a cambio de un delicioso pastel de chocolate.

Lo extraño era que sus compradores habían sido únicamente chicos, chicos que lo veían muy raro.

Taemin, no sabía que a aquellos chicos les interesaba estar cerca de él más que comprar el pastel. Para todos ellos había sido una oportunidad de tener cerca al hermoso chico, pero Taem ni siquiera sospechaba de las intenciones de sus compradores.

Pero Kai sí que se había dado cuenta de las intenciones del montón de babosos que se le habían arrimado a su dulce Taemin y ¡No podía permitirlo! ¡No podía permitir que alguno de ellos se le insinuara a su ángel! ¿Qué tal si alguno lo invitaba a salir? ¡No! ¡El único con el que saldría Taemin sería él mismo!

Respiró profundamente, tratando de tranquilizarse. O perdía en ese momento sus absurdos nervios o perdería a su ángel.

Con paso seguro, se dirigió al lugar donde ese montón de babosos rodeaban a Taemin. Los hizo a todos a un lado poniéndose en frente de él y con voz decidida, ofreció:

— Veinte dólares por la última rebanada — eso era el cuádruple de lo que costaba la rebanada pero estaba dispuesto a ofrecer mucho más con tal de tener aunque sea por un instante la atención de Taemin.

Taemin se quedó realmente sorprendido por el ofrecimiento, era una cantidad ridícula por la rebanada pero… ya que el chico se lo ofrecía ¿Quién era él para rechazarla?

— ¡Vendida a…! ¿Cómo te llamas?

— Kai, me llamo Kai. — le respondió tratando de contener sus nervios.

— Sí… a Kai. Muchas gracias a todos,  yo en serio necesito el dinero. — dijo, entregándole la última rebanada a Kai.

Todos los chicos respondieron en coro un “gracias a ti”.

Taemin sonrió al escuchar esa respuesta sin sospechar que le agradecían por recrearles la vista con su belleza.

Nota: en Corea se utilizan wons, pero me pareció mejor poner el precio en dólares porque es la moneda que circula en mi país y  la que entiendo XD

Un pucherito de Kibum:

Minho aegyo: