Mi razón de ser-Cap 13



Hola!! mis preciosas lectoras, ya sé que siempre me tardo mucho en actualizar... pero por lo menos les traigo un capi un poco larguito. Había pensado dividirlo en dos partes y perdirles que comenten para poner la siguiente... pero eso ya sería el colmo porque, encima de que me tardo en actualizar les vengo con exigencias??... pues no XDD    A mis queridas lectoras que comentaron el capi anterior está dedicado este capi; ellas son: Yuniel, Ji Sang Song, Tatiana, Mari y Milagros, ya saben (de memoria XD) que las amo ;)

Ah y por si no les gusta los capis largos, he puesto un video con un lindo mensaje para que se distraigan un poco... es una canción muy bonita y es hasta cierto punto... predictoria?? o quizá no :D


CAPÍTULO 13
Eran las tres de la mañana de un viernes de mediados de diciembre. Kibum permanecía en la oficina que una vez había sido de Minho, sentado frente a la laptop que había comprado hace poco. En ese momento daba los últimos toques de formato a una investigación encomendada por su profesor de Historia del Arte, en la cual había trabajado durante toda la semana debido a que era algo extensa.

Una vez que estuvo conforme con los detalles imprimió el documento y apagó el computador. Enseguida se levantó de la silla y extendió sus brazos hacia arriba tratando de desperezarse. Aquel día tenía clases a las diez de la mañana por lo que podía ir a dormir unas cinco horas.


Hace un mes habían comenzado las clases en la Universidad y Kibum estaba muy motivado. Le encantaba todo lo que estaba aprendiendo y hacía su mayor esfuerzo para realizar cada tarea, cada lección e investigación.


Estaba cansado y tenía sueño, pero había algo que quería hacer antes de ir a la cama. De su bolso extrajo una revista; una de belleza y moda que una de sus amigas de la Universidad le había regalado.


Sus amigas; Min, Nicole y él habían estado descansando después del almuerzo antes de volver a clases. Entonces, Nicole había sacado de su bolso varias revistas compradas en Estados Unidos donde había pasado las vacaciones previas al inicio de la Universidad. A ella, al igual que a su madre —que trabajaba como diseñadora para una casa de modas en aquel país— le gustaba siempre estar al tanto de las últimas tendencias en maquillaje y ropa.


Kibum había ojeado aquellas revistas desinteresadamente; hasta que, casi al final de una de ellas, en la sección de Jet Set divisó un rostro muy familiar. Al principio creyó estar alucinando, creyó que aquello que veía era fruto de su mente que tanto pensaba y extrañaba a su ex marido. Pero no, aquel sí era Minho.


En la descripción se leía que las fotos correspondían a la celebración de una alianza entre dos importantes empresas auditoras que llevarían a cabo un trabajo para el gobierno estadounidense. Una de ellas era la empresa de “Choi Minho, exitoso empresario coreano, quien a pesar de su juventud ha sabido posicionar a sus empresas entre las más importantes en sus respectivos mercados”.


El rubio se había sentido muy feliz al leer las buenas referencias escritas para Minho. Pero el sentimiento se esfumó cuando vio en una de las fotografías a Luhan. El chico sonreía al lado de Minho y era una sonrisa tan relajada y sincera que ha Kibum le dio ganas de darle un golpe, lástima que estuviera tan lejos de él.


Aún ahora sentía deseos de golpear al tipo aquel que se atrevía a estar al lado de su ex marido. Con seguridad, Luhan estaba aprovechando que ellos se habían separado para pasar tiempo con Minho. Aquel tipo estaba tratando de conquistar al hombre que amaba y no había nada ni nadie que se lo impidiera. El pensar en eso lo enfurecía a niveles estratosféricos, porque todavía consideraba a Minho como suyo. Kibum seguía amándolo y estaba seguro que nadie lo amaría con la misma intensidad.


Sintiéndose enojado y celoso, tomó uno de sus esferográficos y rayó con vehemencia todas y cada una de las imágenes del chico, no estaba dispuesto a mirarlo ni una sola vez más. Taemin había escondido los álbumes de fotos pues que creía que le hacía daño verlas, por lo que esa revista era un tesoro para Kibum, un aliciente para esos momentos de melancolía en los que la desesperación por ver a Minho se apoderaba de él.


Cuando terminó de cubrir con tinta las imágenes de Luhan, sonrió y volvió a guardar en su bolso la revista.



+—+—+—+

—Taemin, Kai volvió a llamar dice que viene para acá—le informó la señora Hye. Él estaba practicando sus movimientos de baile en la habitación que antes había sido el cine en casa. Al inicio, Taemin había practicado en la sala, pero Kibum retiró todos los muebles de la habitación del cine en casa y colocó un espejo a lo largo y ancho de toda una pared para que pudiera hacerlo allí. La habitación siempre había sido insonorizada por lo que el chico podía poner sus pistas de baile a todo volumen sin molestar al resto.


Se sentó en el piso, agotado y frustrado porque su rutina de baile aún no le satisfacía. Pero la frustración no era solo por aquello; hacía una semana que no veía ni hablaba con Kai y el objetivo era no volver a tener ningún contacto con él.


Así se lo había exigido Do Kyungsoo y para asegurarse de que Taemin no volviera a acercarse a Kai, le había amenazado con que su guardaespaldas abusaría de él. Taemin, aún temblaba al recordar lo que había pasado ese día en que Kyungsoo lo llamó concertando una cita cerca de su facultad:


—¿Ves a mi guardaespaldas? — había preguntado Kyungsoo, señalando a un hombre de al menos metro ochenta y cinco y cuerpo visiblemente musculoso. —Él es un militar retirado… más bien, lo expulsaron del ejército por mal comportamiento, incluso hubieron quienes lo denunciaron por maltrato y abuso. ¿Y sabes qué? Todas las acusaciones eran ciertas —había aseverado ante la cara de desconcierto de Taemin.


De un momento a otro se había visto arrastrado a un lugar desolado de su facultad, luego el guardaespaldas de Kyungsoo había comenzado a quitarle su pantalón; Taemin trató de librarse de su agarre y gritar pero no podía hacerlo porque aquel hombre mantenía una de sus manos sobre su boca y era mucho más fuerte que él.


Lágrimas se escapaban de sus ojos, estaba aterrorizado por lo que creyó le iba a hacer ese hombre. Pero de pronto, el guardaespaldas lo liberó y dejó de tocarlo. Taemin vio como el hombre se alejaba y en cambio Kyungsoo se paraba frente a él. Se había hincado para susurrarle al oído lo siguiente: “Eso es solo una muestra de lo que pasará si no te alejas de Jongin… la próxima vez no habrá amenazas”


Antes de aquel horrible momento que Taemin deseaba olvidar, él había sospechado que Kyungsoo estaba enamorado de Kai y que era esa la razón por la cual le caía mal al chico. Ahora estaba seguro de aquello, pero también sabía que Kyungsoo lo odiaba por haber llamado la atención de Kai.


Además, sin saberlo, Kyungsoo había tocado una fibra sensible en Taemin. Al amenazarlo con que su guardaespaldas le haría daño; Kyungsoo había acertado de método para conseguir lo que quería. Para Taemin había sido angustiante creer que de nuevo abusarían de él sexualmente, así que para no volver a repetir aquella horrible experiencia, haría lo que el chico quería.


También estaba el hecho de que Taemin no creía ser capaz de ofrecerle más que amistad a Kai. Era consciente de que el chico deseaba ser más que su amigo, la forma en que trataba de tocarlo o incluso besarlo lo demostraba.  En algún momento, Taemin quiso corresponder las muestras de afecto, había tratado de expresar que también le gustaba y que incluso lo quería. Pero no podía, los recuerdos de aquellos meses en los que había sido secuestrado y abusado siempre se lo impedían.



Taemin escuchó el sonido del timbre, seguramente era Kai, así que se paró del suelo y salió de la habitación para ir a su encuentro.


—Hola Kai —le saludó, el chico miraba a la calle de espaldas a la puerta.

—¿Me puedes decir por qué me has estado evitando toda la semana? — le preguntó dándose la vuelta, se notaba el enfado en su voz.

—He estado muy ocupado… además, salí con unos amigos algunos días, el fin de semana en especial fue muy agotador…  —expresó Taemin totalmente despreocupado.

—Sé que no podemos pasar juntos tanto tiempo como cuando estábamos en el colegio, pero he tratado de hablarte por teléfono y nunca contestas—le reprochó Kai.

—Kai… tú has sido un buen amigo, pero creo que es momento de que tomemos caminos distintos. Yo… he conocido a personas interesantes… personas parecidas a mí y estoy muy contento por eso.

—No entiendo, Taem… ¿Estás diciendo que tenemos nada en común y por eso quieres alejarte de mí?

—Algo así… mira, tú sigues una carrera de negocios, en el futuro dirigirás las empresas de tu familia, seguramente tus padres esperan que consigas un novio o novia que forme parte de tu círculo social… alguien a quien puedas exhibir y yo no pinto nada en ese cuadro.

—¿Todo esto es porque te he estado presionando últimamente? —inquirió nervioso—. Estoy enamorado de ti y es difícil estar a tu lado y no tocarte o besarte. Sé que no te he pedido que seas mi novio…si ese es el problema…

—No— le interrumpió Taemin—. Ése no es el problema, el problema es que yo no siento lo mismo, no puedo corresponderte por eso es mejor que lo dejemos por la paz y nos alejemos el uno del otro.

—Eso no es cierto, sé que te gusto y que sí me correspondes. Si se tratara de conseguir un novio de mi círculo social sabes perfectamente que sí encajas en él, tu tutor es un empresario importante en este país y nunca nadie te ha menospreciado…— Kai paró de hablar cuando vio un cambio de expresión en el rostro de Taemin—. ¿O sí?

—No importa, solo… espero que te vaya bien en todo lo que hagas en tu vida. Gracias por ser mi amigo y ayudarme a conseguir una fuente de ingresos… si no fuera por la venta de pasteles, ahora estaríamos debajo de un puente —bromeó tratando de despedirse definitivamente de Kai.

—No tienes por qué agradecerme y sí, voy a reconocer que esperaba acercarme a ti, conocerte… debido a que desde que te vi bailar no he podido sacarte de mi mente y ahora eres lo más importante en mi vida, Taem. Te amo… y esas ridículas excusas no van a alejarme de ti —expresó con determinación.

—Por favor, Kai… olvídate de mí, si quieres puedes pedirle a tu primo que termine el contrato. Será mejor que no estemos relacionados de alguna forma…

—No, Taem. Entiende que yo no puedo olvidarme de ti ¿Cómo se supone que lo haga, cuando eres mi impulso para seguir adelante?

Taemin le miró sorprendido. Kai se le estaba declarando y no sabía cómo reaccionar ante aquello.

—Sé que no quieres oírlo, pero te lo voy a decir porque quiero que entiendas que no es posible que yo me aleje de ti —continuó Kai—. Todos mis planes para el futuro giran a tu alrededor… quiero ser el mejor administrador de mi generación para que estés orgulloso de mí y que una vez que me gradúe y comience a trabajar en las empresas de mi familia pueda ofrecerte todo lo que te mereces… ya sabes, un bonito departamento, un anillo de compromiso que puedas presumir a tus amigos, vacaciones a un lugar hermoso y todo lo que quieras… con solo pedirlo, yo te lo daré, Taem — aseguró el chico, con la voz doblada debido al llanto contenido.

—No quiero nada de eso… no necesito nada de eso, tú has hecho tus propios planes. Pero yo tengo los míos y tú no figuras en ellos —Taemin también estaba a punto de llorar, las palabras de Kai lo habían conmovido demasiado.

—Es cierto… pero si mis planes no te gustan, puedes modificarlos a tu gusto… haré cualquier cosa para estar a tu lado.

—Quiero ir a Nueva York una vez que me gradúe, quiero bailar en las grandes compañías de esa ciudad. Después, espero poder trabajar en Francia, Alemania, Italia y todos los países con compañías de baile importantes. Pero aún es pronto para pensar en eso, por ahora lo único que quiero es tranquilidad.

—¿Conmigo no te sientes tranquilo? ¿Tiene eso algo que ver con que te hayan visto hablando con Kyungsoo? —uno de sus amigos había visto a Taemin hablar con Kyungsoo mientras iba en su auto, aquello le había parecido muy extraño ya que todos en el colegio sabían que Kyungsoo no soportaba a Taemin.

—No, nada tiene que ver… —murmuró nervioso.

—Dime la verdad, Taem. ¿De qué hablaron? ¿Te amenazó? —le persuadió para que hablara.

—¿Por qué me amenazaría? Kyungsoo… solo quería devolverme un libro que le presté…

—No me mientas… ¿Te dijo que te alejaras de mí, cierto? —le preguntó enfadado—. Sé que está enamorado de mí, me lo dijo antes de que nos graduáramos del colegio, le respondí que no podía corresponderle porque estaba enamorado de otra persona… él dijo que sabía que eras tú pero que no representabas un obstáculo para él y que terminaría aceptando sus sentimientos.


Kai miraba fijamente a Taemin, y en esa mirada había tanto anhelo y  promesas sinceras, que decidió decirle la verdad.


—Él hizo algo horrible… dijo que si no me alejaba de ti…él, hizo que su guardaespaldas me sometiera… me llevó a un lugar apartado y… comenzó a desvestirme, yo trataba de soltarme pero era más fuerte que yo…

—¿Te hizo daño? ¿Te lastimó? — inquirió desesperado, anonadado por semejante confesión.

—No… Kyungsoo  quería advertirme, ese hombre me soltó de pronto… solo querían asustarme…

—¡Los voy a matar! ¡Ese par de imbéciles van a saber quién es Kim Jongin! ¡Nunca debieron meterse contigo! —gritó eufórico dando vueltas como un león enjaulado.

—Cálmate ¿Sí? No pasó a mayores, yo estoy bien — al menos lo estaba físicamente, pero en cuanto a su estado mental…Kai sabía que no todo estaba bien.

—Perdóname, Taem, no debí dejar que él se te acercara. Él siempre ha sido alguien caprichoso, está acostumbrado a hacer lo que sea para conseguir lo que quiere, pero esto no lo voy a pasar por alto — en aquel momento se arrodilló ante Taemin, abrazando sus piernas—. Por favor bebé, déjame cuidarte y protegerte, acepta ser mi novio… te prometo que haré hasta lo imposible por hacerte feliz— casi suplicó, mirando con ojos cristalinos a Taemin.


Taemin estaba tenso, quería escapar del agarre de Kai; pero al mismo tiempo, quería permanecer para siempre así, sintiendo la calidez y el amor de aquel chico que había sabido entrar en su corazón a pesar de todos sus traumas. En ese momento lo supo, supo que nunca podría alejarse de él.


—Está bien. Sí, sí quiero ser tu novio— estaba asustado por las sensaciones intensas que le provocaba Kai; pero quería ser normal, alguien que podía amar sin restricciones o traumas de por medio e iba a intentarlo, tenía que vencer a todos aquellos fantasmas que lo atormentaban.


Kai se levantó y abrazó a Taemin con mucho cuidado y delicadeza. Sintió la tensión en su ahora novio, él sabía que algo muy malo le había pasado a su ángel, sospechaba que habían abusado de él en algún momento de su vida y que esa era la razón por la que casi no dejaba que lo toque. Pero él cambiaría eso, le demostraría que lo amaba sobre todas las cosas porque su ángel se merecía lo mejor del mundo y él se encargaría de dárselo.



+.+.+.+

—¿A qué hora llegas mañana?

—Estaré en Seúl al mediodía, si quieres puedes pasar por mi departamento, no iré a la oficina mañana.

—De acuerdo… ¿Viene Luhan contigo?

—No, Sulli. Él tiene trabajo y no es mi niñera o algo así para que me acompañe a donde vaya…—respondió cortante Minho a su prima.

—Pero es tu novio ¿Cierto?—inquirió maliciosa la chica—. Creí que ahora que están en la etapa más dulce del noviazgo no querría separarse de ti.

—Sí, tenemos una relación. De todas formas… eso no te incumbe, primita.

—Está bien, tengo que colgar… voy a entrar al Banco ahora mismo. Hablamos mañana. Adiós.

—Sí, yo estoy a punto de abordar. Hablamos después —se despidió Minho. Volvía a Seúl después de dos años; y si hubiera dependido de él, no lo haría pero necesitaba arreglar personalmente asuntos con varios inversionistas. También regresaba porque necesitaba renovar su visa y cambiar su identificación personal. Suponía que la resolución de divorcio ya había sido emitida hace mucho por lo que debía actualizar su estado civil al de divorciado. Odiaba esa palabra, creía que lo haría ver como alguien fracasado sentimentalmente; pero no podía hacer nada ante eso, esa era su realidad. Y por último, había alguien a quien quería ver y esa era la razón más importante para volver.


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Minho salió del aeropuerto de Incheon en búsqueda de un taxi, antes de él, había al menos diez personas haciendo fila para abordarlos; el alto esperó quince minutos para subir a uno. Estaba a punto de cerrar la puerta del vehículo cuando alguien se lo impidió, se sorprendió al ver que ese alguien era una persona conocida.


—Disculpe…tengo una reunión importante…—dijo aquel antes de reconocer a Minho—. ¡Ah! Qué agradable sorpresa Choi Minho. ¿Me permitirías compartir el taxi? Tengo que llegar en menos de una hora a Seúl —expresó un poco desdeñoso.

—No hay problema —le respondió Minho, hace tiempo que no veía a ese hombre, nunca se habían llevado bien pero no entendía por qué él lo miraba con cierto rencor y quizá un poco de ¿envidia?

El taxi inició su marcha y cuando transcurrieron veinte minutos de viaje, aquel hombre decidió hablar —: Supe que estabas viviendo en Nueva York ¿Qué te trae por estos rumbos?

—Tengo algunos asuntos que arreglar —contestó con simpleza Minho, no tenía por qué darle detalles a Nam Woohyun.

—¿Piensas importunar a Kibum?—soltó Nam—. Porque te advierto que si lo haces… tendré que intervenir; Bummie no está solo, ahora que somos pareja me tiene a mí para protegerlo.


Minho se congeló al escuchar aquello. Ni en un millón de años se hubiera imaginado que Kibum se involucraría con alguien como Nam Woohyun. Pero quien era él para asegurar aquello cuando creía no conocer al verdadero Kibum y pensándolo bien; aquel hombre era perfecto para lo que Minho pensaba Kibum buscaba: un hombre rico, apuesto pero idiota. Sí, justo el perfil que también lo describía a él.


—No te preocupes, hay algo que tengo que informarle pero no lo haré personalmente, no creo que la noticia le desagrade así que puedes estar tranquilo.

—Mejor así. En todo el tiempo que llevamos juntos he tratado de hacerlo feliz, creo que lo he logrado… estoy a punto de pedirle que se case conmigo— lo dijo emocionado, con una sonrisa en los labios y a Minho no le cayó nada bien aquellas palabras. Porque habían pasado casi dos años desde la última vez que vio a Kibum, pero aún no podía sacarlo de su corazón.

—Me alegro —murmuró, tratando de encubrir su amargura.

—Es lo mejor… antes de irme a Japón, me dijo que creía estar embarazado—pronunció con júbilo Woohyun—. Me tiene totalmente enamorado y no quiero que mi hijo nazca fuera del matrimonio, así que habrá que apurar las cosas —concluyó sonriendo.

—Espero que todo salga como lo deseas, Nam.— Minho sintió un dolor en el pecho al escuchar aquello. Kibum estaba esperando otro bebé… no pudo evitar preguntarse si ese era su modus operandi: enamorar a un idiota millonario, casarse con él, embarazarse y sacar el mayor provecho de la situación. Viendo el paisaje por la ventana del taxi negó con la cabeza; no tenía sentido pensar en aquello y a decir verdad, esperaba sinceramente que estuviera enamorado de Woohyun. Porque después de todo, quería que Kibum, su gatito, sea feliz aunque no fuera a su lado.




Minho prácticamente había huido de ese taxi apenas divisó el edificio donde se encontraba su departamento. Woohyun se había despedido muy sonriente de él. Minho percibió que había disfrutado contándole sus planes con Kibum y lo dichoso que era a su lado.



Entró al departamento que había sido redecorado para su llegada. No había querido nada que le recordara los momentos vividos con Kibum allí. Los muebles eran negros y marrones, las paredes eran cremas y los adornos eran minimalistas. Le habían consultado cada detalle pero no sentía a aquel lugar como suyo. Sin embargo, no importaba; solo estaría ahí un par de semanas. Luego volvería a Nueva York, a su departamento confortable y cálido en donde encontraría a Luhan esperándolo con un beso y una sonrisa, tal como lo hacía desde hace un año.


Se acostó en el sofá, prendió el televisor y concentró su atención en un partido de fútbol entre dos equipos de la Liga inglesa, permaneció allí hasta que alguien abrió la puerta; era Sulli, quien traía en sus brazos una maceta con una planta para sombra.

Una vez que Sulli colocó la planta en un lugar de la cocina, se sentó junto a Minho para abrazarlo.


—Me alegra verte, primo.

—A mi también… el verte siempre me reconforta, sabes que eres mi prima preferida —expresó Minho, estrechándola entre sus brazos.

—Sí, y crees que con decir eso, evitarás que hablemos —le reprochó la chica, dejando de abrazarlo.

—¿De qué quieres hablar? Estoy bien, Sulli. Mírame —le pidió extendiendo sus brazos.

—Tú dices eso, pero tus ojos cuentan otra historia. ¿Por qué comenzaste a salir con Luhan? —le preguntó con una expresión dura en su rostro.

—Sulli… lo único que tienes que  saber es que lo quiero y que me hace bien estar con él… apenas vuelva a Nueva York le compraré un anillo y le pediré que se case conmigo.

—¿Eso no es precipitado? Sé que han sido novios por al menos un año pero, ¿No es muy pronto para matrimonio? —preguntó, sin entender la decisión de su primo.

—Luhan es más que mi novio ¿Sabes? Ha estado conmigo todo este tiempo, ayudándome a olvidar, amándome… aguantándome —río Minho—. Vivimos juntos, Sulli; me prepara el desayuno y la cena, a veces lava mi ropa, limpia el departamento, siempre pregunta cómo me fue en el trabajo y está enamorado de mí. ¿Qué más puedo pedir?

—¿Amarlo? ¿Así como amas a Kibum?—espetó la chica—. No sé por qué te haces esto, Minho. ¡No entiendo por qué no perdonas a Kibum y regresas con él; con él, que es la persona que amas y no con Luhan al que solo utilizas para evadir tus problemas!—gritó ella, harta de la actitud de su primo.

—¿Sabes? ¡Lo pensé antes de venir a Seúl! ¡Pensé que tal vez podría armarme de valor e ir a verlo, por un maldito segundo pensé en terminar con Luhan y pedirle a Kibum que me acepte de regreso!— exclamó furioso—. Pero, después recordé  todo lo que hizo antes de conocerme y no lo puedo olvidar, Sulli. No puedo estar con una persona que es capaz de engañar, de hacer cosas tan viles, una persona que fue capaz de deshacerse de sus hijos con tanta facilidad…

—Eso tú no lo sabes, Minho. No has dejado que él te explique a detalle sus razones. Solamente lo juzgaste por lo que viste en esos videos… ¿Por qué no aprovechas que estás aquí y hablas con él?

—No, ahora ya no tiene sentido, aun si quisiera volver con él… ya no es posible— dijo Minho, bajando la cabeza—. Kibum ya rehízo su vida, es posible que esté esperando un bebé y pronto le propondrán matrimonio— murmuró con amargura.

—¿Qué? Pero solo han pasado dos años, Minho. ¿Tan rápido te olvidó?

—Dos años son más que suficientes para comenzar de nuevo. Yo mismo lo hice…

—Tú no eres un buen ejemplo. ¿Quién te dijo todo eso? Puede que sea mentira.

—No, no lo es. Su pareja me lo dijo, fuimos compañeros en el colegio… me lo encontré en el aeropuerto, abordamos el mismo taxi y tuve que aguantar escucharle hablar acerca de lo feliz que era porque Kibum le había dicho que creía estar embarazado. Dijo que le pediría matrimonio y dijo muchas otras cosas pero no le presté atención.

—Lo lamento tanto, primo. Yo habría apostado a que todavía te amaba, por todo lo que me contabas de él… esperaba que su amor por ti fuera más duradero, pero me equivoqué —añadió Sulli, la tristeza y la decepción en su voz era evidente.

—No importa…no hay nada que lamentar. Yo tengo a Luhan, él es una excelente persona y se merece que yo lo ame y le haga feliz.

—Sí—resopló ella—. Después de saber esto, no tengo deseos de ver a Kibum, pero ya que fui yo la que te convenció de avisarle…



Las últimas palabras de Sulli tenían algo que ver con el principal motivo por el que Minho regresó a Seúl. Hace dos años, Minho había mandado a colocar una urna con los restos de su hijo no nato junto a las de sus padres en el mausoleo privado de la familia Choi. Al principio, pensó en nunca decirle a Kibum acerca de ello, pero su prima, como siempre con su vocación de mediadora le había convencido de informarle que los restos de su hijo yacían en aquel lugar. Sulli creía que Kibum se merecía saber que su hijo descansaba junto a sus abuelos y que sería un consuelo poder visitarlo cuando había quedado tan devastado por su pérdida. Minho había aceptado hacerle saber, pero le pidió  a la misma Sulli que le dijera de aquello.



+—+—+—+

Era casi de noche cuando Minho llegó al mausoleo de la familia Choi, ubicado en un exclusivo cementerio a las afueras de Seúl. Por primera vez, después de dos años de su muerte, iba a visitar a su hijo. En esos años no lo había hecho porque no se había sentido preparado para permanecer en aquel lugar que le provocaba tanta tristeza, debido a que le recordaba la muerte de sus padres y ahora la de su hijo.


Primero colocó un ramo de hermosas rosas blancas, claveles y hortensias frente a cada una de las urnas de sus padres, depositando un beso con su dedo índice en los retratos que reposaban junto a las urnas. Luego puso otro ramo frente a la pequeña urna de su hijo, acariciándola con pesar.


—Hola mi pequeño… o pequeña— apenas susurró con lágrimas en los ojos—. Discúlpame por no haber venido todo este tiempo, pero papá necesitaba un tiempo para tratar de olvidar y sanar… te prometo que de ahora en adelante te visitaré muy seguido. Quiero decirte que te amé desde el primer momento en que supe de tu existencia y te amaré siempre, cariño. —expresó Minho, enseguida lágrimas cayeron por sus mejillas.



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Kibum estaba preparándose para ir a la Universidad cuando oyó una aguda voz llamándole—: ¡Amor, estoy en casa!


El rubio tomó su bolso y salió de su cuarto. En la sala de la casa, yacía sentado cómoda y despreocupadamente Woohyun, quien al verlo sonrió y se levantó para saludarlo.


—Hola bonito, no sabes ¡Cuánto te extrañé! — exclamó Woohyun, abriendo su brazos con la intención de abrazar a Kibum.

El rubio al ver las intenciones de Woohyun, se mantuvo alejado de él.

—No soy tu amor. Y lamento decirte que yo no te extrañé ni un poco —le aclaró Kibum, mirándolo enfadado—. ¿Quién te dejó entrar?

—Taemin y Kai estaban saliendo, al principio no quiso dejarme pasar pero Kai lo apuró y ya que no es grosero como tú, me permitió esperarte aquí —dijo señalando el espacio de la sala.

—No me gusta que vengas sin avisar. Esta no es tu casa y te tomas demasiadas confianzas.

—¡Cálmate! Aunque no lo creas, te extrañé estos días que estuve en Japón, llegué ayer pero no pude venir porque estaba ocupado con varias reuniones…

—No te he pedido explicación alguna —le interrumpió Kibum—. Escucha; el hecho de que me hayas convencido para cenar un par de veces no quiere decir que quiera algo contigo, de hecho… esas salidas han reafirmado lo que pienso de ti y ya te lo he dicho, si quieres mi amistad la tienes, pero no habrá otro tipo de relación entre nosotros.

—Gatito…

—¡No me digas así!— le interrumpió de nuevo. Ese apelativo lo había utilizado solo una persona, la única persona que había amado y que seguía amando. La forma en que lo decía, el amor con que lo decía era algo que quería conservar siempre en su mente, por eso no permitiría que nadie más lo llamara así—. Si vuelves a llamarme de esa manera, te prometo que no volverás a poner un pie en mi casa —le amenazó furibundo.

—¿Por qué te molesta tanto…?— no continuó porque la mirada amenazante de Kibum le intimidó—. Está bien, está bien —concilió con los brazos en alto.

—Tengo clases en la Universidad, así que gracias por tu visita pero tienes que irte.

—Bien, amigo— expresó con sorna—. Al menos me consuela saber que el imbécil de Jinwoon tampoco ha conseguido algo contigo, el pobre ingenuo cree que haciendo mandados va a lograr enamorarte…

—No te metas con él, es mi amigo y siempre me apoya en lo que puede, incluso me ha ayudado cuando tenemos pedidos grandes de postres. Sé que todo lo que hace lo hace sinceramente y no porque quiera conseguir algo de mí —Kibum se enfadó de nueva cuenta.

—Como digas, Kibum— resopló con desagrado—. Vendré el fin de semana para verificar que estén cumpliendo adecuadamente con los pedidos —diciendo aquello, salió de la casa.



+—+—+—+

—¿Cómo puede ser eso posible?—exigió saber Minho a su abogado. No podía creer que aquello estuviera sucediendo. Había ido a la oficina de su abogado para que le entregara la resolución de divorcio y se encontraba con esa absurda situación.

—Los papeles nunca llegaron a mis manos, cuando pasó el tiempo creí que usted se había arrepentido del divorcio, por eso no le llamé ni le notifiqué.

—Y yo pensando que estaba divorciado… necesito renovar mi visa americana y quería actualizar mi estado civil antes de hacerlo, ¿Hay alguna manera de obtener el divorcio en quince días o menos? —inquirió desesperado.

—No es posible, una vez que se establezca la demanda de divorcio, debemos llevarla ante un Juez para que la apruebe, luego se seguirá el debido proceso lo que incluye asistir a una audiencia de conciliación entre las partes en el lapso de dos meses y una vez que se realice este paso, el juez dictará sentencia y será un hombre libre—le explicó el abogado.

—¿Puede resumirme todo lo que dijo? —pidió Minho confundido.

—Bueno, en resumen… se necesitan al menos dos meses para obtener el divorcio, siempre y cuando sea de mutuo acuerdo, de no ser así… el proceso podría extenderse durante años.

—Será de mutuo acuerdo. Necesito que redacte lo más pronto posible la demanda de divorcio.

—Si no desea cambiar las condiciones de la demanda anterior, podría entregársela mañana mismo para que tanto usted como su esposo la firmen.


El escuchar la palabra “esposo”, le hizo darse cuenta de que aún estaba casado con Kibum. Aquello era tan extraño, pero también era reconfortante; Minho tuvo cierta sensación de alivio al percatarse de que Kibum seguía siendo su esposo. Pero no duró mucho, porque se acordó de que el rubio ya tenía una nueva vida. Sacudió la cabeza y decidió volver a la realidad. Tenía que entregarle la demanda de divorcio a Kibum lo antes posible.



+—+—+—+

Sulli bajó de su auto con una carpeta en sus manos, se dirigió a la entrada de aquella casa y tocó el timbre. Era la primera vez que la veía y le pareció muy linda y sofisticada. Estaba mirando los inmensos ventanales cuando alguien abrió la puerta.


—Buenas tardes, quisiera hablar con Kim Kibum, por favor —pidió a la mujer frente suyo.

—Kibum no está en la casa en estos momentos, debe estar por llegar, por lo general, los viernes llega a las seis de la tarde—le informó la mujer amablemente.

—¿Podría esperarlo? Soy Choi Sulli, la prima de Choi Minho, necesito hablar con él.

—¿Quién es, señora Hye? —preguntó una voz desde el interior de la casa, enseguida divisó a un lindo joven bajando por las escaleras.

—Soy Choi Sulli— se presentó de nuevo—. Prima de Minho, vine a hablar con Kibum y estaba preguntándole a la señora si podía esperarlo —aclaró con una sonrisa.

—Ah, yo soy Taemin… supongo que Minho te habrá hablado de mí…—dijo vacilante el chico.

—Sí, por supuesto. Sé quién eres, Minho habla mucho de ti y lo bueno que eres bailando.

—¿Lo dices en serio?—inquirió incrédulo Taemin.

Sulli iba a contestarle pero se vio interrumpida por la llegada de Kibum.


La chica conocía al rubio por fotos, pero ahora que lo veía en persona podía decir que era realmente hermoso. Todo en él, era especial y deslumbrante, desde sus ojos gatunos hasta su forma de vestir. Tratándose de lo físico, Sulli entendía por qué su primo se había enamorado de Kibum.


Taemin salió al encuentro del rubio, y entrelazando su brazo con el del rubio le informó lo que sucedía—: Omma, ella es Choi Sulli, la prima de Minho, dice que quiere hablar contigo.


—¿Le pasó algo a Minho? —preguntó asustado Kibum.

—No precisamente… ¿Me permitirías pasar? Lo que tengo que decirte es importante.

—Sí, claro — entraron a la casa y el rubio le pidió tomar asiento mientras él también lo hacía en frente de la chica. La señora Hye se dirigió al área de la piscina aduciendo que tenía que limpiarla mientras Taemin preguntó si podía quedarse. Sulli aceptó, porque pensó que a Taemin también le interesaría parte de lo que tenía que decir.


Sulli comenzó a hablar acerca de la existencia de la urna con los restos del feto, les informó que Minho había mandado colocarla junto a las de sus padres en el mausoleo privado de la familia. Mientras hablaba, vio como el semblante preocupado de Kibum cambió a uno de pena y dolor. Entonces reafirmó lo que siempre había creído; Kibum sí había sufrido por la pérdida de su bebé, lo había querido y todavía le dolía lo sucedido.


Les entregó una tarjeta con la dirección del cementerio, añadiendo que podían visitarlo en cualquier momento y el tiempo que quisieran. Además les entregó una tarjeta de banda magnética que permitía el acceso al cementerio y al mausoleo, les confesó que ella misma iba mucho a aquel lugar y que le gustaba llevar flores para adornarlo.


Kibum le agradeció por la información con lágrimas en sus orbes felinos, pero le dijo que quería saber por qué no se lo habían dicho antes, pues ya habían pasado dos años del triste acontecimiento. Sulli le contestó lo siguiente:


—Minho no quería decírtelo, sabes que hace dos años… él estaba muy enfadado contigo, pensó que no te interesaría saber lo que pasó con sus restos, por eso prefirió hacerlo todo por su cuenta.

—Era mi bebé… nuestro bebé, ¿Cómo pudo creer que no me interesaría?— interrogó llorando el rubio mientras Taemin frotaba su espalda para tranquilizarlo.

—No me compete decírtelo, Kibum. Deberías preguntárselo a él—respondió Sulli, conmovida por el llanto del rubio—. También, vine por otro asunto— dijo, después de que Kibum se calmó, extendiéndole la carpeta que había traído consigo.


Kibum comenzó a leer y cuando se dio cuenta de lo que se trataba, alzó su mirada incrédula hacia Sulli: —¿Esto es una broma? ¿Por qué me entregas una demanda de divorcio, si Minho y yo nos divorciamos hace dos años?

—De hecho… eso no es verdad —declaró, Kibum y Taemin la miraron con los ojos muy abiertos—. Los papeles de divorcio nunca fueron legalizados, se supone que después de que los recibiera un juez tendrían que esperar dos meses antes de realizar una audiencia de conciliación y si no había tal cosa, pues… sentenciarían el divorcio. Pero para comenzar, los papeles del divorcio firmados nunca llegaron a manos del abogado.

—Es decir que, ¡Minho y Kibum siguen casados!—exclamó a viva voz Taemin. Sulli asintió.

—Creo que es conveniente para ambos que firmen cuanto antes, especialmente tú, que según tengo entendido tienes planes con tu pareja—sugirió la chica.

—¡¿Mi qué?! —gritó atónito el rubio.

—Tu pareja… hasta donde sé tienes una relación seria…

—Kibum no tiene pareja—intervino Taemin, muy sorprendido.

—No sé de donde sacaste que tengo… pareja. Pero eso no es cierto, desde que Minho se fue de esta casa no he tenido relación sentimental alguna con nadie.

—¿En serio? Entonces, ¿No es cierto que posiblemente estés esperando un bebé y que tu pareja esté a punto de pedirte matrimonio? —indagó esperanzada Sulli.

—¿Un bebé? ¿Matrimonio?— preguntó de vuelta un boquiabierto Kibum.

—Mira, te lo voy a contar todo porque  hay algo extraño en todo esto…


Sulli inició confesándoles que Minho estaba en Seúl, y que hace unos días, cuando abordó un taxi en las afueras del aeropuerto se había encontrado con un ex compañero de colegio. Les contó todo lo que había dicho acerca de su relación con Kibum y que esperaba que Minho no lo molestara de ninguna manera porque lo tenía a él para protegerlo.


—¿Tienes idea de quién pudo haber sido?—inquirió Sulli, una vez que terminó su relato.

—Claro que sí. Sólo hay una persona que pudo haber sido capaz de decir tantas idioteces juntas…—contestó enfadado el rubio.

—Bueno… si es así, me parece que deberías hablar con él. Pero sinceramente, creo que está loco por ti, es por eso que se ha inventado tremendo cuento, quizá espera que alguna vez ocurra todo aquello.

—Por supuesto que hablaré con él. Pero lo voy a hacer cuando me calme, porque te juro que si lo veo pronto, lo mato. —sentenció rabioso Kibum.

—Ya tengo que irme— indicó Sulli—. Pero antes, ¿Puedo preguntarte algo? —Ante el asentimiento de Kibum, continuó—: ¿Aún sientes algo por mi primo?

—Sí—dijo el rubio con toda seguridad. —Lo amo—aquello no era algo fácil de decir, pero Sulli le inspiraba mucha confianza.

—Siendo así, no firmes los papeles de divorcio en este momento. Le diré que quisiste leerlos con detenimiento y que te contacte después— se levantó del sillón, con la intensión de despedirse—. Ha sido un gusto conocerte, Kibum —expresó sonriente la chica, sacó una tarjeta de su bolsillo y se la entregó —: Llámame si quieres hablar, me gustaría que fuéramos amigos —. Kibum le acompañó hacia la salida, asegurándole que le llamaría pronto.


La noticia de que seguía casado lo había dejado abrumado. Esta era la oportunidad que había estado esperando para acercarse y aclarar de una vez por todas las cosas con Minho.

10 comentarios:

Unknown dijo...

AHHHHH!!! Me encanta, me encanta!!!! Dios creo que ya te lo he dicho unas cuantas veces xDDD pero ESCRIBES GENIAL!!! adora el capitulo y quiero mas jajajajajjaja Minho y Key están a punto de volver lose lose xDDD y Taemin con Kai puff son perfectos. Espero que actualices pronto ^^ Saludos!! :3 XOXO

Unknown dijo...

celos celos hermosos y bellos celos jajajaja minho ama locamente a key de eso no hay dudas XD tan lindo mi tae ya es novio del bom bom kai espero conti te adoro

Anónimo dijo...

���� me encanto!! Muero por leer la parte en que se encuentren.
Actualiza pronto n.n Tatiana

paola dijo...

sin palablas
<3 <3 <3

Anónimo dijo...

Me ha encantado tu historia acabo de leerla completita muy muy buena

Anónimo dijo...

T_T cuando volverás a actualizar?? :s

Unknown dijo...

Cuando actualizas? Tengo qe decirte que nunca habia llorado tanto con un fic ;;

Anónimo dijo...

Hermoso!!!!

Anónimo dijo...

Hey!
No sé qué pasó pero desapareciste T_T realmente amo tus fics y espero que algún día regreses para actualizar ��

Camiiausterlitz dijo...

Dijiste que ibas a actualizar en marzo T_T

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