CAPÍTULO 5
A
la mañana siguiente, Kibum despertaba con la sensación de que alguien lo
observaba. Abrió sus ojos y lo primero que vio fue el rostro de Minho que lo
miraba con una expresión indescifrable. Iba a saludarlo, pero a su mente vino
el recuerdo de lo mal que la había pasado la noche anterior gracias a la
indiferencia del alto, por eso en vez de un saludo, tan sólo suspiró mientras
se refregaba los ojos aún adormilados.
—
Buenos días gatito… — dijo el alto, ya que Kibum no le había dirigido la
palabra fue él, el que decidió saludar, de alguna forma tenía que entablar una
conversación con el rubio.
—
Sí — murmuró Kibum y mirando la hora en el despertador del buró de Taemin,
pronunció: — Son las diez, ya es tarde… ¿No irás a trabajar?
—
No, tenemos que hablar y no pienso moverme de aquí hasta que lo hagamos.
—
Otra vez, tenemos que hablar — le remedó el rubio con voz nasal, torciendo los
ojos.
—
Sí, y otra vez tengo que disculparme. Sé que ayer no te di la atención que
mereces…
—
¡No me digas! No me había dado cuenta, por un momento creí que ustedes eran una
pareja de recién casados y yo su sonriente sirviente… ¡Hasta me negaste un
beso! — espetó Kibum.
—
No es para tanto Kibum, es cierto que estaba más interesado en la conversación
que mantenía con Luhan, pero en ningún momento me acerqué a él más de lo debido
y lo del beso… no sé, quizá lo hice inconscientemente.
—
Claro, lo que digas… ¿Sabes qué? ¡Quiero que me dejes en paz, seguro estás
muerto de ganas por ver al lindo Luhan, así que vete con él! — gritó Kibum,
recostándose en la cama y cubriéndose con las cobijas.
Minho
esperaba que Kibum estuviera enojado, pero no que reaccionaría de esa manera
tan infantil. No tenía sentido discutir por algo que -para él- no tenía gran
importancia. Pero lo mejor en esos casos, si quería reconciliarse con su
esposo, sería reconocer su equivocación y demostrarle que lo amaba a él, no a
Luhan ni a ningún otro.
Así
que acostándose al lado del rubio, comenzó a besar y acariciar la rubia
cabellera.
—Mi
amor… discúlpame ¿sí? — susurró cariñosamente el alto, depositando un beso en
la cabecita rubia — Soy un idiota, pero un idiota que te ama, más que a nada en
el mundo…sólo a ti, a nadie más… y no soporto que estés enojado conmigo —
reconoció mientras seguía besando y acariciando los sedosos cabellos.
Kibum
poco a poco fue cediendo a las dulces caricias prodigadas por su esposo.
Además, era difícil resistirse a aquellas palabras, a Kibum le encantaba que su
esposo las dijera. Sin poder soportarlo más, se acercó al cuerpo del alto y
escondió la cabeza en el musculoso pecho.
—
¿Sabes? Yo entendería que tú lo prefirieras, es obvio que él es de tu clase, yo
en cambio….
—
Gatito, no digas esas cosas. Yo te amo tal como eres, para mi eres perfecto.
Nadie me ha hecho tan feliz como tú y te lo voy a demostrar — diciendo eso, se
colocó encima del rubio y tomando su rostro, lo besó lenta y tiernamente.
Kibum
respondió y se entregó a las caricias de su esposo, quien fue despojándolo de
su ropa, que era la misma que había utilizado el día anterior y que no se quitó
debido al enojo.
Hicieron
el amor despacio, tomándose todo el tiempo explorando el cuerpo del otro. Ambos
entregando su alma y su corazón en cada caricia, en cada beso y en cada mirada.
El
mediodía llegó y la pareja seguía en la cama. El tiempo pasó entre besos,
abrazos, conversaciones y luego volvían a hacer el amor. Si hubiera sido por
Minho hubieran continuado de esa forma todo el día, pero el rubio estaba
adolorido por todas partes. Por eso decidió levantarse y pedir algo de comer,
dejando que Kibum descansara. Bajó al primer piso, donde se encontró con Taemin
que miraba televisión junto a Jinwoon, quien al percatarse de su presencia se
levantó del sofá en el que se encontraba sentado.
—
Buenas tardes, señor. — saludó el guardaespaldas hacia Minho
—
Buenas tardes. ¿Qué haces aquí? — le preguntó, extrañado por encontrarlo
sentado junto a Taemin.
—
Estaba esperando por si Kibum me necesitaba, iba a llamarlo a su celular… pero
Taemin me dijo que estaban eh… ocupados, por eso pensé que lo mejor sería
esperar…
—
Sí claro. No creo que Kibum vaya a ningún lugar hoy — y recordando su sorpresa
de aniversario, añadió:— Ni mañana, ni todo el fin de semana… vamos a viajar a
Italia esta noche, así que te dejaré de trabajo que cuides a Taem…
—
¡Noooo Minho! No necesito niñera, además si Kibum no está, yo no saldré a
ninguna parte.
—
Mañana tienes cita con el psicólogo, Taem. — le recordó el alto.
—
No iré, prefiero quedarme aquí hasta que ustedes regresen — Minho sabía que
Taemin aparentaba estar completamente recuperado de lo que le había pasado,
pero actitudes como esas, en las que Taemin mostraba que dependía mucho de
ellos, el alto se percataba de que su protegido aún tenía problemas que
superar.
—
Por favor Taemin, debes ir. Jinwoon te acompañará y te protegerá si algo
sucede. ¿Cierto Jinwoon? — inquirió mirando al guardaespaldas.
—
Cierto, yo estaré contigo todo el tiempo.
Emitiendo
un suspiro de resignación, Taemin aceptó.
—
Aún no le he dicho a Kibum que viajaremos, es mi regalo de aniversario ya que
mañana se cumple un año desde que estamos casados. Entiende que este viaje es
algo muy íntimo y por eso no nos acompañas…
—
No te estoy reprochando algo, Minho. Es sólo que no me gusta quedarme solo en
este departamento…
—
Jinwoon… ¿puedes quedarte con Taemin en la noche? — preguntó Minho al
guardaespaldas, no podía pensar en alguien más para el trabajo.
—
Claro, señor.
—
Bien, serán solo tres días y te traeremos algo lindo de Italia… — iba a
continuar hablando pero se vio interrumpido por la presencia de Kibum, quien
bajaba por las escaleras cual niño pequeño, con una pijama rosa, refregándose
los ojos.
—
¿Con quién irás a Italia, Minho?— quiso saber el rubio, algo enfadado, porque
pensó que su esposo viajaría con alguien más.
—
Pues contigo, mi amor. — le respondió el
alto, dándole el encuentro, tomándolo en sus brazos y depositando un beso en su
frente. — Quería darte una sorpresa… pero como siempre, se me arruinan… ese
será mi regalo de aniversario, gatito.
El
semblante del rubio, cambió totalmente, ahora mostraba un hermoso rostro de
sorpresa y emoción: — ¿En serio, Minho?—
—
Por supuesto que sí. Viajaremos hoy en la noche.
—
¡Ah, qué emoción! Comeremos pasta… y podré comprar las cremas y la ropa que te
mencioné ¿Te acuerdas? —
Como
no se iba a acordar, si el rubio había estado diciéndole constantemente que
aquellos productos no se vendían en Corea y que estaban agotados en las tiendas
de Nueva York y que sería genial poder ir a comprarlos a Italia. Y por ese
motivo, Minho decidió que viajar a ese país para complacer los caprichos de su
amor, sería el mejor regalo.
—Pero
si vamos a Italia, no podré darte mi regalo — alegó el rubio haciendo un
puchero.
—
¿Y cuál era ese regalo?
—
Yo quería prepararte algo delicioso…
—
Gatito precioso, no hace falta, con tenerte a mi lado es más que suficiente —
aseguró el alto acercando su boca a la de su esposo.
—
Oigan… no es que me moleste que se demuestren su amor… pero mejor vayan a su
habitación ¿Por favor? — les interrumpió Taemin divertido debido al hecho de
que Minho y Kibum se habían olvidado de su presencia y de la de Jinwoon
mientras hablaban y se hacían mimos.
—
Tienes razón. Toma, compra lo que quieras para almorzar — dijo Minho sacando de
su bolsillo algunos billetes y entregándoselos a Taemin. Se dio la vuelta, alzó
a Kibum para ponerlo en su hombro y se dirigió a su habitación en el segundo
piso, ignorando las protestas y los suaves golpes que le daba Kibum en la
espalda.
—
¡Bájame, Minho! ¡No soy una bolsa de patatas, para que me cargues así! —
gritaba el rubio, pataleando y manoteando para que Minho lo bajara.
Pero
el alto solamente le hizo caso cuando llegaron a su habitación. Lo lanzó en la
cama y antes de que el rubio pudiera protestar, comenzó a besarlo
apasionadamente.
—
Tranquilízate bebé, quiero hacerte el amor y si me golpeas e insultas, es
difícil, así que sólo bésame. — susurró excitado el alto y al mismo tiempo
despojaba al rubio del pantalón de pijama.
La
resistencia de Kibum no duró mucho. El rubio se revolvió en los brazos de su
esposo hasta que sintió como este lo penetraba. Y entonces, envuelto en el
placer provocado por las embestidas lo único que salió de su boca fueron
gemidos y gritos de satisfacción.
—
¡Apúrate, Minho! Quiero llegar a la boutique antes del mediodía… — le ordenaba
el rubio a su esposo. Habían llegado hace una hora a Milán, Italia y a Kibum le
urgía ir a comprar los diseños que tanto había soñado. Minho había dicho que
ese era su regalo y él pensaba aprovecharlo al máximo.
—
Ya, sólo dame cinco minutos y salimos. — le pedía el alto, tratando de arreglar
un poco su cabello luego de que se diera una refrescante ducha.
Una
vez salieron a las calles de Milán, en especial a aquella zona en la que se
encontraban las boutiques de los más famosos diseñadores del mundo, Kibum comenzó a comprar a diestra y
siniestra. No había duda de que le encantaba la moda y la sofisticación.
Minho
no tenía reparos en comprarle todo lo que su amor quisiera. Hace tiempo que no
lo veía tan feliz, con las discusiones que habían tenido su relación estaba un
poco tensa, pero ya no más. Kibum había vuelto a tratarlo como siempre y a cada
momento le agradecía con un beso por llevarlo al paraíso de la moda y la
belleza.
Esa
fue la dinámica de toda la tarde.
Satisfacer hasta el más mínimo capricho de Kibum era para Minho muy
gratificante, pero ya eran las seis de la tarde y estaba cansado de dar vueltas
por toda la ciudad buscando los artículos de belleza que el rubio quería,
además tenía hambre y no sólo de comida. Así que muy a su pesar, tuvo que
arrastrar al rubio al auto que habían alquilado y manejar hacia el hotel donde
se estaban hospedando.
El
alto ya tenía preparado todo. Para cuando llegaran a la suite del hotel, la
cena ya estaría servida. Estaba seguro que la comida que había ordenado que
prepararan le encantaría a Kibum.
Y
así fue, apenas entraron a la suite. Los ojitos de Kibum brillaron al observar
los deliciosos platillos servidos para su deleite y que sin pensarlo dos veces
comenzó a probar.
—
Umm, esto está rico. Sé que es pasta, pero tiene algo especial…
—
Estás probando Espaguetis al Pesto, gatito.— le explicó Minho abrazándolo por
la espalda y besándole el cuello.
—
Minho… ahora no. Créeme yo también tengo ganas de aquello, pero primero comamos
¿Si? — pidió el rubio, percibiendo las intenciones de su esposo, por la forma
en la que lo tocaba y besaba, sabía que quería llevárselo a la cama.
—
Está bien — aceptó el alto, quien algo renuente dejó de abrazar a Kibum y se sentó en la mesa para cenar.
La
cena transcurrió entre besos y comentarios acerca de la comida. Debido a que
les habían preparado algunos platillos, ambos quedaron satisfechos y sin más
ganas de probar por un tiempo comida italiana.
Esa
noche, cansados por el viaje y por el día ajetreado, durmieron abrazados y
sonrientes, ya todos los malos entendidos se habían olvidado.
Kibum
despertó sobresaltado debido al sueño que había tenido, pero más que un sueño
fue un recordatorio de algo que debía haber hecho, o mejor dicho tomado.
Kibum
había olvidado tomar las pastillas anticonceptivas los dos días anteriores.
Se
levantó rápidamente de la cama en la que Minho aún dormía junto a él, buscó en
su maleta el estuche de los anticonceptivos. Tal vez sí los había tomado pero
no lo recordaba… pero buscó y buscó y no encontró el estuche.
Ni
siquiera llevó las pastillas anticonceptivas al viaje.
Y
en ese momento, Kibum pensó que lo más seguro era que ya estuviera embarazado.
¿Sería posible que no lo estuviera?
No.
Primero porque ya le habían ocurrido situaciones parecidas anteriormente,
conocía su cuerpo y era muy fértil. Además después de que los últimos días
habían hecho el amor hasta el cansancio, esa no era una opción.
Desconcertado
por el descubrimiento, Kibum comenzó a gemir mientras se cubría el rostro con
sus manos. No sabía que pensar, estaba totalmente perplejo. Pero en medio de
esos pensamientos confusos, uno prevaleció: Quería a ese bebé.
No
era su primer embarazo, pero este definitivamente sí era deseado. Este bebé, a
diferencia del resto, había sido concebido por amor, con el hombre que amaba y
que además era su esposo.
Minho,
¿Qué diría él cuando se enterara?
—
Gatito… ¿Qué haces? — en ese momento Kibum sabría la respuesta. Porque Minho ya
se había despertado y caminaba en dirección a él.
—
Minho, tengo una noticia que darte… — le dijo nervioso el rubio.
—
¿Qué pasa, mi amor? Te noto extraño…
—
Creo que estoy embarazado… es que estos últimos días olvidé tomar los
anticonceptivos… — murmuraba inseguro.
—
¿Es en serio? — preguntó perplejo Minho.
—
Sí, en serio. — después de que pasaran día y noche haciendo el amor era lo más
obvio.
Minho
sonrió regocijado por la noticia y sin contener más su alegría. Abrazó a Kibum,
elevándolo por los aires.
—
¡Kibum es la mejor noticia que pudiste haberme dado!— besándolo incesantemente,
continuó hablando: — ¡Vamos a tener un bebé! Es un excelente regalo de
aniversario, gatito.
Kibum
aliviado, contento por la reacción de Minho, comenzó a llorar, soltando
pequeños sollozos.
—
No llores bebé, este será uno de los días más memorables en nuestra relación.
El día que descubrimos que esperábamos a nuestro primero hijo…
—
Minho, tenemos que asegurarnos. Lo mejor será que me haga una prueba de sangre,
para confirmarlo. Además si estoy embarazado solo tiene un par de días… y he
leído que por lo menos se debe esperar quince días después de la concepción
para confirmarlo. — le informó el rubio, y no es que lo haya leído, más bien
era que tenía experiencia en ese tipo de asuntos.
—
Eso no importa, cariño. Estoy seguro que nuestro bebé ya está aquí — aseguró el
alto, acariciando el abdomen de Kibum. — Y ya siento que lo amo. ¡Ah gatito, me
haces tan feliz!
—
Yo también lo quiero, Minho. Es nuestro bebé, fruto de nuestro amor — expresó
emocionado el rubio. Luego ambos se fundieron en un tierno beso.
El
viaje a Italia a Kibum se le hizo corto, había tantas cosas que hacer y comprar
que el fin de semana transcurrió muy breve. El lunes por la mañana arribaron al
aeropuerto de Nueva York, cargados de decenas de cajas que contenía todo lo que el
rubio había comprado y no sólo eran cosas para él sino para Taemin también. Incluso
se animó a comprar pequeñas ropitas para su bebé, aún no estaba confirmado que
estuviera embarazado, pero a nadie perjudicaba soñando con que así fuera.
Cuando
llegaron al departamento, un efusivo Taemin los recibió. Jinwoon
también estaba ahí, él simplemente saludó formalmente a la pareja. Hecho que
extrañó sobremanera a Kibum, quien consideraba al guardaespaldas su amigo y que
como tal siempre lo saludaba con una sonrisa jovial y despreocupada.
Minho
tomó una ducha y salió rápidamente rumbo a su oficina, tenía algunos papeles
que arreglar y debía estar en el lugar lo antes posible. Taemin y Kibum fueron
al cuarto del primero para desempacar todo lo que el rubio le había comprado y
aprovechó para preguntarle acerca de la actitud de Jinwoon.
—
Oye Taem, ¿Le pasa algo a Jinwoon? Lo noté frío, distante…
—
Es sólo tu imaginación Kibum. Él es el mismo de siempre — contestó indiferente
Taemin.
—
No en serio, Taem. Lo noto raro.
—
¡Ay Kibum! Hay cosas que son mejor no saberlas. — Taemin se refería a que lo
mejor para todos era que no supieran que la razón por la que Jinwoon se
comportaba de esa manera se debía a que estaba muerto de celos por el viaje que
habían hecho el MinKey, que había extrañado mucho a Kibum aunque hubieran sido
tres días los que no lo vio. Y Jinwoon nada le había dicho a Taemin, pero él
era muy sensitivo, observador y se dio perfecta cuenta de que los gestos de
tristeza y añoranza de Jinwoon, eran causados por la ausencia del rubio.
—
¿Qué, que cosas? — preguntó el rubio sin entender nada.
—
Nada omma, no me hagas caso. Ya verás cómo mañana volverá a ser el mismo de
siempre.
—
Eso espero… — en ese momento Kibum recordó que debía contarle a Taemin sobre su
embarazo:— Te tengo una noticia… aunque todavía no te puedo decir que esté
confirmado, pero creo que ¡Estoy embarazado! — dijo emocionado el rubio.
—
¡Aaahhhhh Kibum, que buena noticia! ¡Felicidades! — exclamó abrazando a su omma.
— ¿Pero no estabas tomando anticonceptivos? — preguntó curioso Taemin.
—
Sí, pero la verdad es que desde esa noche que Minho llegó tarde y no me avisó,
he estado con la mente en cualquier lugar y pues al día siguiente de eso, con
la discusión que tuvimos con Minho y la del día siguiente a causa de ese tal
Luhan… se me olvidó tomar las pastillas.
—
¿Pero que te hayas olvidado de tomarlas un par de días significa que podrías
estar embarazado, omma?
—
Lo más seguro es que sí, Taem. No he tomado anticonceptivos desde entonces y si
no me quedé embarazado esos días, seguramente si lo hice después, porque no
creas que Minho me dejó tranquilo cuando estuvimos en Italia.
—
Si, me lo imagino. Mi appa quiere mucho a mi omma…— bromeó el chico.
Dicho
aquello, ambos volvieron a centrar su conversación en las cosas que Kibum le
había comprado a Taemin y entre bromas y charla amena, llegó la hora del
almuerzo. Decidieron preparar algo rápido y una vez que comieron —acompañados
de un Jinwoon demasiado serio para el gusto de Kibum— volvieron al cuarto del
menor para seguir desempacando el montón de ropa y artículos de belleza traídos
de Italia.
Luhan
era considerado uno de los mejores publicistas y en el mes que trabajó en la
cuenta de la empresa de Minho lo demostró con creces. Los accionistas y el
mismo Minho quedaron muy satisfechos con las propuestas para devolverle el
prestigio a la empresa auditora. Y los resultados se habían visto desde el
primer día en que pusieron el plan en marcha. La vida profesional de Luhan era
muy próspera y tendría aún más prestigio después de que trabajara con una
empresa importante como la de Minho. Lo único que le hacía falta para que su vida fuera perfecta era tener a su lado al
hombre de sus sueños, a ese que había tenido cuando era adolescente y que por
circunstancias adversas había perdido. La vida era injusta, porque aquel hombre
estaba casado e iba a tener un bebé con su esposo.
Ahora,
en su oficina, mantenía sus pensamientos en los recuerdos de aquel día en el
que Minho había llegado al trabajo con una sonrisa de oreja a oreja. Él había
creído que ese gesto se debía a su visita a la empresa, pero no. Minho estaba
que saltaba de felicidad, porque iba a tener un bebé con Kibum.
Y
entonces tuvo que soportar escuchar la historia de cómo hace algunas semanas su
esposo le había dicho que quizá estaba embarazado pero que no era seguro, que
esperaron quince días para hacerle una prueba de sangre que confirmara la
concepción y que efectivamente, Kibum estaba embarazado.
Luhan
hasta ese momento había creído que sus sentimientos hacia el alto no eran
importantes ni intensos. Pero cuando se enteró del embarazo del rubio, el
estómago se le revolvió, quiso gritar y exigir que aquello fuera mentira, deseó
ir a gritarle en la cara a Kibum que quería a Minho y que estorbaba en sus
planes…
Pero
al final, nada hizo, nada dijo.
Los
negocios en la empresa auditora en Nueva York ya estaban estables y la presencia
de Minho allí ya no era necesaria. Por eso, dos meses después del viaje a
Italia, estaban abordando un avión que los llevara de vuelta a Seúl.
El
embarazo de Kibum lo habían confirmado hace un mes, es decir que el rubio tenía
aproximadamente un mes y medio de embarazo y desde el día que lo supieron,
Minho se convirtió en el futuro padre más consentidor del mundo o eso es lo que
creía Kibum.
Y
no es que el rubio renegara de Minho pero ya lo tenía harto de tantos mimos y
tratos exageradamente cuidadosos y delicados. Inclusive cuando habían subido al
avión, trató de cargarlo pero Kibum se había resistido con uñas y dientes.
Llegaron
a Seúl un sábado por la mañana, era septiembre por lo que en la capital coreana
reinaba el ambiente fresco, los cielos estaban pintados de un azul intenso y en las calles transitaban decenas de personas
disfrutando del clima agradable.
Los
esposos Choi y Taemin, bajaron del avión para dirigirse a su nueva casa, esa
que el alto compró hace ya casi dos años atrás y en la que comenzarían a
construir recuerdos como una pareja con un bebé por venir y un chico al que
consideraban su hijo.
Nota: no sé de dónde salen tantas cursilerías XDD
6 comentarios:
diiiiioooosss!! que capitulo tan genialosoooo, me ha encantado no se porque pero me da mala espina que hayan regresado a seul y mas xq el amigo de mi woonie(si yo aun lo amo aunq sea malo en el fic)no ha hehco nada...sinceramente espero que siga asi pero lo dudo mucho cierto??
jajaja por cierto se me olvido mencionar que soy nueva lectora xD
Ahhh que capitulo para mes melosin y ami eso me encanta :]
En mi interior siento que va a pasar algo malo ... muy malo
pero espero que no y todo sigua como esta . Una pregunta que pasaria si minho se enterara de todo lo que hizo/fue kibum en el pasado (?) esque me lo he estado preguntando
bueno he de decir que este cap me ha encantado :)
Hola!! pues sí, pronto habrá noticias de lo que le encomendaron al amigo de Dongwoon... :(
Muchas Gracias por leer y comentar, Verónica!!
Hola Mari!!! jajaja nu puedo dejar de ser tan cursi y sí, llegará el momento en el que todo se descubra... es inevitable, ya veremos la reacción de Minho. Gracias por comentar!! Besos!!
ACTUALIZA por favooooooor , llevo creo que un mes esperando actu u.u , me encanta la historia , por eso siempre reviso si has actualizado o no u.u , quiero saber que mas pasa
Hola perdón la inmensa demora, ya está el capi 6. Gracias por seguir la historia. Saludos!!
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